viernes, 24 de octubre de 2014

Reflexiones sobre los hijos



Hay que reflexionar sobre qué se está haciendo con un niño/a cuando se le habla mal de su padre o de su madre y se le prohíbe que hable y se vea con alguno de ellos, con el ánimo de inculcarle el rechazo e impedirle una relación natural. Cuando se le dice a un niño/a que su padre o su madre son malos, que no le quieren y se le prohíbe que le vea o hable con él/ella y esto no es verdad, es decir, no se ajusta a la realidad, sino que, por el contrario, sus padres son buenos padres y sí le quieren y quieren estar con sus hijos, parémonos a reflexionar sobre qué se hace con ese niño/a:
  
1.   Se le está diciendo y enseñando que la mentira vale aún cuando haga mucho daño a otras personas y a él mismo, se le está educando en la mentira aunque esa mentira sea para hacer daño y haga mucho daño.

2.     Se está haciendo un “traspaso” al niño, del odio que siente un adulto hacia otro, pero en este caso es para inculcar en el niño el rechazo hacia una de las personas más necesarias e importantes de su vida.
a.   Se le está enseñando a que no quiera y que odie a una persona querida y que por generalización este odio se puede extender a otras personas y también a quien le está enseñando.
b.     Se le está convirtiendo en un arma arrojadiza, y utilizando como un “artefacto” para hacer mucho daño emocional a otra persona, aunque al que primero se daña es al niño.
c.   Porque el que escucha esos comentarios es el niño no el adulto. Se le está utilizando para echar toda esa frustración que se siente hacia el otro adulto. La rabia se vuelca en el niño y es quien sufre primero el daño. Aunque el objetivo sea provocar el desprecio y el rechazo hacia su otro progenitor.

3.  Se está destruyendo su “ídolo”, una de las figuras que el niño necesita ver importante, fuerte, con quien se siente protegido y seguro, a quien admirar y a quien imitar.
a.    Un niño/a necesita admirar a sus padres, que sean buenos e importantes y le quieran, así él se sentirá importante también, así se fortalece su autoestima.
4.    Si se le dice que su padre o su madre no le quieren se le está diciendo que él no merece ser querido y se le está diferenciando negativamente respecto a los demás: “él/ella no tiene padres buenos como los demás, no le quieren como a los otros niños, a los otros sí les quieren sus padres”. Se puede sentir desvalorizado frente a sí mismo, a sus iguales y su autoestima se verá dañada y sus relaciones. 

5.   Cuando se priva a un niño de ver y hablar con sus padres, se le está privando de una necesidad básica: la de dar y recibir el cariño, el afecto, el amor y los cuidados de una de las personas más necesarias en su vida para su estabilidad emocional

6.      Y se le está privando de un derecho: el derecho a relacionarse libremente con sus padres (art.9 Convención de los Derechos del Niño), recogido en mi libro “Parejas rotas, hijos heridos”. 

7.      Todo este comportamiento puede tener consecuencias serias en la autoestima, en el bienestar y en la salud mental de los hijos en la infancia y en la edad adulta.


Hay que preguntarse: ¿Cuándo se hace esto por qué se hace? ¿Cómo se puede sentir un niño/a al que se le hace esto y las consecuencias de ello? ¿Qué se está construyendo en ese niño/a? ¿Qué bases se están sentando…?
Los niños tienen que relacionarse con libertad con su padre y con su madre, cuando son buenos padres, además de otras personas queridas como los abuelos y parientes cercanos, porque es una necesidad para su salud mental, si se quiere que sean niños, y luego adultos, felices y sanos.

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